Una gran mejora siempre es el resultado de muchas micro mejoras
(Puedes escuchar este artículo en mi web profesional).
Es cierto que estamos en la cultura de la prisa, en la que todo tiene que estar para antes de ayer, en la que los éxitos de otros se nos presentan como si hubiesen ocurrido de la noche a la mañana, generando la creencia de que nuestros objetivos más ambiciosos los podemos conseguir de una forma rápida.
Sin embargo, cuando analizamos el éxito aparentemente fulgurante de algún personaje de éxito, vemos que esa fachada mediática no es más que la punta minúscula de un iceberg que esconde en su base mucha perseverancia, fracasos, esfuerzo y tenacidad. Elon Musk, Bill Gates, Amacio Ortega, etc., por poner unos ejemplos extremos, todos comparten una historia parecida: muchas horas de trabajo, pequeños progresos y grandes resultados… después de años y hasta décadas.
Sin acaparar titulares, muchas otras personas alcanzan sus metas, que no necesariamente consisten únicamente en hacerse ricas: escribir un libro, perder peso, lanzar un proyecto emprendedor, caminar cada día, correr una maratón o plantar mil árboles.
Nada de todo eso se hace de la noche a la mañana: si te planteas este último objetivo, tendrás que plantar un primer árbol, después un segundo, y así hasta llegar a mil. Consigues entonces el gran resultado que buscabas: eres de los pocos que ha plantado mil árboles, aunque esto no sea relevante para todo el mundo, para ti sí, y te hace feliz.