Una gran mejora siempre es el resultado de muchas micro mejoras

Rafael Gómez Blanes
3 min readApr 13, 2021

(Puedes escuchar este artículo en mi web profesional).

Es cierto que estamos en la cultura de la prisa, en la que todo tiene que estar para antes de ayer, en la que los éxitos de otros se nos presentan como si hubiesen ocurrido de la noche a la mañana, generando la creencia de que nuestros objetivos más ambiciosos los podemos conseguir de una forma rápida.

Sin embargo, cuando analizamos el éxito aparentemente fulgurante de algún personaje de éxito, vemos que esa fachada mediática no es más que la punta minúscula de un iceberg que esconde en su base mucha perseverancia, fracasos, esfuerzo y tenacidad. Elon Musk, Bill Gates, Amacio Ortega, etc., por poner unos ejemplos extremos, todos comparten una historia parecida: muchas horas de trabajo, pequeños progresos y grandes resultados… después de años y hasta décadas.

Sin acaparar titulares, muchas otras personas alcanzan sus metas, que no necesariamente consisten únicamente en hacerse ricas: escribir un libro, perder peso, lanzar un proyecto emprendedor, caminar cada día, correr una maratón o plantar mil árboles.

Nada de todo eso se hace de la noche a la mañana: si te planteas este último objetivo, tendrás que plantar un primer árbol, después un segundo, y así hasta llegar a mil. Consigues entonces el gran resultado que buscabas: eres de los pocos que ha plantado mil árboles, aunque esto no sea relevante para todo el mundo, para ti sí, y te hace feliz.

Pero, ¿cómo lo has conseguido? Exacto, poco a poco, de uno en uno, con la perseverancia en el tiempo que te da ese propósito.

No nos damos cuenta de que todo gran logro, sea el que sea, es el resultado de muchos otros infinitamente más pequeños.

Hace muchos años me propuse practicar yoga; al comienzo todo me costaba trabajo, terminaba con agujetas, me dolían las articulaciones; aunque corría y caminaba, mi cuerpo estaba tan rígido que no podía hacer siquiera la postura del perro boca abajo con comodidad. Ahora, sin llegar a ser un un yogui experto, después de más de quince años de práctica, realizo una sesión casi a diario de media hora o cuarenta y cinco minutos con facilidad, sin cansarme; tan solo paso de una asana a otra (que es así como se llaman las posturas en yoga), de una manera fluida y agradable. ¿Y cómo fui progresando? Poco a poco y sin perder el interés.

Rafael Gómez Blanes

Rafael Gómez Blanes, Ingeniero Informático, autor de varias novelas y libros técnicos. CEO de Hub de Libros. www.rafablanes.com