(you can find this article in english here)
No sé si es por influencia de los personajes de Haruki Murakami, uno de mis escritores favoritos, o porque tengo un carácter que me predispone, lo cierto es que desde hace años me gusta pasar algún tiempo solo. Un día, un fin de semana, cualquier momento es bueno para algo que, para mi sorpresa, trata de evitar la mayoría de la gente. No es que quiera estar siempre solo, como si fuese un misántropo, todo lo contrario, sino pasar pequeños periodos de tiempo conmigo mismo.
Quienes me conocen, y me quieren y respetan, esto es, quienes me conocen bien, ya no lo ven como algo excéntrico, tan solo lo aceptan sin más, y hasta hay quien ha seguido el ejemplo.
Sin embargo, he descubierto que no tiene nada que ver pasar un tiempo contigo mismo en tu propia casa, con tus lugares de referencia y sus rutinas, que organizar un mini viaje a un lugar que quieres conocer mejor e ir a él tan solo acompañado de una maleta para dos días, tu cámara de fotos, un libro que llevas queriendo leer desde hace meses y apenas una idea vaga de lo que vas a hacer en las siguientes cuarenta y ocho horas. Esa incertidumbre buscada, por decirlo de algún modo, termina convirtiéndose en una experiencia creativa e introspectiva.
También he descubierto que antes, algo así como viajar solo, lo consideraba una locura, propio de…